31 diciembre 2005

¡Vivan!

Este año, sin duda, ha sido “brutal” para mí y para muchos de aquellos, que en el camino recorrido, me han acompañado. ¿Resumirlo?... ¡Imposible!, pero no por ello, voy a dejar de agradecerlo... Agradecer todo el daño que me han causado y responder con tranquilidad y paz, que “aquello que no te mata, te hace más fuerte” y que hay Yael para rato. Agradecer también, el milagro cotidiano de la VIDA, la oportunidad de cambiar a diario la historia y el rumbo de la misma, de no dejar de contribuir en la construcción de un “Mundo Mejor”, que es posible, que se empieza desde adentro de cada uno; que se ve germinar en la sonrisa de los pequeños, que nos recuerdan con sus preguntas, que ahí, al lado, existe todo un universo por descubrir, que hay que partir por comprender, para luego respetar y tratar de conservar; para ellos y los que vengan después de ellos... ¡Sí! Porque de lo único que somos dueños es del tránsito por este mundo, al que llamamos pretenciosamente “Vivir”, cuando sabemos – ciertamente – que vivir implica mucho mas que ver los días pasar o de estar disconforme con el color o el ritmo y no hacer nada para cambiarlo, que exige estar a la altura de las circunstancias y demostrar, que no somos sólo un antecedente demográfico, sino que mucho más, un sin fin de posibilidades que debemos experimentar, que hay que encontrar un modo de trascender, que no vale “ser una raya en el agua” a no ser, que lo hayas decidido de esa forma, que es tan respetable como elegir ser una estrella eternamente brillante, porque de “dulce y de agraz” está hecha la vida, la tuya, la mía, la nuestra, la de quienes no se encuentran; pero siempre están, las de quienes estamos, las de los que vendrán y de aquellos que le sigan... Ojalá, tan sólo por un instante, durante este trayecto logre hacerte pensar,
que “¡Todo lo que necesitas, está en ti!”... Que nunca será tarde para iluminar tu paso por aquí y también, y porque no, para dejarte inundar por la luz de otros, para “Dar hasta que duela”, porque todo aquello que no se da, se pierde... Por eso y mucho más, no dejaré de agradecer el maravilloso accidente de encontrarte, de haber permitido que cambiaras mi vida y de haber pretendido tatuar la tuya desde aquí, mi pequeño e infinito ser, estar, reír, llorar, creer, sentir, fluir, crecer, confiar... en fin, AMAR!
¡Gracias a todos por cada aporte brindado! ¡Feliz 2006!... Y por favor, no olviden, que nada de lo que hacemos es imprescindible, pero es absolutamente importante que lo hagamos... Así es que, con todas sus letras y subrayado de una inagotable dulzura, les recomiendo que.. “¡VIVAN!”